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A las 9:30 salía hacia el barrio de San José, desde donde salía la primera de todas, la Borriquilla. El cielo seguía estando en calma, ni una nube en el horizonte. Parecía que este año, los nazarenos de caperuz rojo iban a poder procesionar sin problema alguno. Y así fue. Junto con la hermandad del Resucitado, fueron los únicos que no tuvieron que estar mirando al cielo durante la estación de penitencia, los únicos que no vivieron momentos de angustia.
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Con gran puntualidad, La Borriquilla comenzaba su estación de Penitencia a las 10:00. Este año, la hermandad salía de nuevo de las cocheras traseras de la iglesia de San José, debido a las grandes dimensiones del paso de misterio.
Lo más impactante de la estación de penitencia fue, sin duda, la marcada escasez de nazarenos de la que hacía gala la hermandad. Menos de un centenar de nazarenos procesionaban con la característica capa blanca y el caperuz rojo.
Este contratiempo no impidió, sin embargo, que La Borriquilla se luciera en la calle. A las 10:20 salía el paso de misterio, este año acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores "Cristo de la Elevación", de Campo de Criptana (Ciudad Real). Una cuadrilla, sin duda, espectacular acompañada por una banda que, a mi parecer, sorprendió a todo Linares con su exquisita calidad musical.
En general, y a pesar de la ausencia de nazarenos, La Borriquilla continúa haciendo gala de su gran sencillez y humildad. Continúa siendo una hermandad de gran relevancia. Abre la Semana Santa Linarense y, sinceramente, nunca decepciona. Un aplauso a la Hermandad de la Entrada en Jerusalén de Linares.
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